Los 10 coches clásicos más caros
El
coche de colección son una de las mejores alternativas para la
inversión de grandes cantidades de dinero y, a veces, de dudosa
procedencia

Hay que separar antes que nada tres tipos de vehículos de colección. Por un lado, están los clásicos que han tenido una gran venta, modelos como el Citroën 2 CV, por ejemplo, o el Seat 600, o las primeras generaciones del Volkswagen Escarabajo. Son coches interesantes para sus propietarios pero con un valor mínimo por la cantidad de oferta disponible. Estamos hablando de coches que pueden costar menos de 5.000 euros.
En un segundo estadio encontramos vehículos más exclusivos, ya propios de un coleccionista de verdad, alguien que está dispuesto a pagar dinero por una pieza concreta, por un Ferrari, un Porsche o un Maserati, un Bentley o un Alfa Romeo, pero dentro de vehículos con una buena producción. Por ejemplo, podemos hablar de un Porsche 911 de 1970, o de un Maserati Ghibli también de esa época. Coches que pueden estar por debajo de los 100.000 euros.

En estos coches de colección “pata negra” hay todo tipo de vehículos. Desde coches lujosos, a deportivos, pasando por vehículos de carreras y, por supuesto, los hay de todos los países. Pero quizá los más buscados, o por los que se llega a pagar más dinero, los encontramos entre los fabricados en Alemania, Italia, Francia o Estados Unidos.
En la lista de los coche más caros, al menos de los últimos años, destaca uno por encima de todos: un Bugatti. Se trata del 57 SC Atlantic, un espectacular vehículo del que solo se hicieron dos unidades. Una está en la famosa colección particular de Ralph Lauren y el otro era propiedad de un coleccionista, Peter Williamson, pero este lo vendió en el año 2010 por una cantidad próxima a los 29 millones de euros al Mullin Automotive Museum de California.

El coche, en concreto, es un W196, según la denominación oficial de Mercedes Benz, y en concreto se trata del chasis número 00006/54. El vehículo de competición empleaba un motor de ocho cilindros en línea con 2,5 litros de cilindrada. Con él, Fangio logró la victoria en los grandes premios de Alemania y Suiza de 1954, lo que le llevó a conseguir el título mundial de Fórmula 1 ese mismo año. Además, para Mercedes también fue muy especial porque ese año era el retorno de la marca al Mundial de F1 tras la II Guerra Mundial.
El tercero del ranking es un Ferrari, un espectacular 250 Testa Rossa construido en el año 1957. Un vehículo muy especial que participó y ganó todo tipo de competiciones en esos años. De hecho, el Testa Rosa del 1957 es uno de los Ferrari más gloriosos de la historia de la marca del cavallino. Bajo su capó, un motor espectacular de 12 cilindros en V que por aquel entonces rendía una potencia inusual de 415 caballos.

En este caso se trata de la carrocería de tipo coupé realizada por Kellner y es el que hace el número cinco de los chasis construidos para el Royale. Por este coche se llegaron a pagar 7 millones de euros en el año 1987 pero posteriormente el coche fue vendido a un conglomerado de empresas japonesas por 10 millones de euros en el año 1990.

Era un modelo que no sólo era muy buscado en Estados Unidos, sino que incluso en Europa era un símbolo de la máxima exclusividad. De hecho, una unidad del Model J en su versión con carrocería cerrada fue adquirida por el Rey Alfonso XIII, un enamorado de los coches como su nieto, el Rey de España, Juan Carlos I.
El resto de los más vendidos, son, en sexta posición, un espectacular Mercedes Benz 540 Special Roadster fabricado en el año 1947 por el que se pagaron 6,5 millones de euros. Para la séptima plaza repite Ferrari con un precioso 250 GT SWB California Spyder con 6,2 millones de euros. Un Shelby Cobra Daytona fabricado en 1965 ocupa la octava posición al adjudicarse por 5,5 millones de euros con muy poca diferencia con el noveno, otro Mercedes.



Las primeras pick-up eran transformaciones realizadas sobre bases de la Ford T y A,
a los que se sustituía la parte trasera por una plataforma de carga.
Este sencillo invento permitía a muchos paisanos tener un vehículo no
sólo que también podía transportar de una forma rápida y cómoda las
mercancías de su negocio o granja.

Ese mismo año, Chevrolet lanzo su pick-up 490 Light Delivery, basado en el coche 490. Este, un cuatro cilindros de 21,7 CV, tenia de especial el hecho de ser la competencia directa del Ford T. Paradójicamente, no fue hasta 1925 cuando este fabricante inicio la comercialización de su Ford T Runabout, la primera fabricado en serie por la propia firma.
Durante
estos primeros años, esas incipientes pick-up demostraron a todos su
polivalencia de uso y acabaron por conquistar a un público que ya no
entendía la historia de la automoción sin ellas. En los años cincuenta,
todo vehículo norteamericano que se preciaría debía lucir bajo su capot
todo un V8, tendencia que terminó de imponer la Serie F de Ford, en 1948, con la F-150 Regular Cab.

En 1954 apareció la Serie C, las primeras pick-up V8 de Dodge, que partiendo de los 145 CV del modelo básico, alcanzaban en su versión de carburador de doble cuerpo, los 172 CV.
A finales de esa década, en Japón se estaba preparando una revolución. Datsun (Nissan) lanzó su pick-up. A diferencia de los colosales monumentos V8 estadunidenses, la Datsun era una discreta cuatro cilindros de 1.000 CC y 37 CV.
La industria europea no resulto ajena a este fenómeno, pero no tuvo éxito en su tierra natal; algunos modelos, como la Peugeot 404 Pick-Up fueron producidas casi íntegramente para mercados ex coloniales, como el africano. En otros casos, como el del versátil Land Rover, se limitaron a cubrir la cabina con un techo de aluminio.
Poco a poco fueron más los fabricantes que añadieron un modelo pick-up, diesel o gasolina, a su gama; éste fue el caso de Mitsubishi, Nissan, Toyota o Isuzu en oriente, y GMC y los tres grandes clásicos de Estados Unidos.









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